El lenguaje fotográfico de Cristóbal Hara ha evolucionado de
una clara voluntad documentalista, en la mejor tradición bressoniana
del instante decisivo, hasta llegar, a través de un viaje interior
en el que ha cambiado incluso de técnicas y soporte, a reducir
la realidad a la ficción. Después de retratar durante años las
fiestas de los pequeños pueblos de la geografía española, Hara
ha pasado del blanco y negro (hasta 1985) al color, de un encuadre
impecablemente compuesto a crear un lenguaje personal,
basado en la imagen teóricamente incorrecta, pero que trasmite
una emoción rotunda y directa, sin sujetarse a corsés de estilos
o reglas. Las imágenes de Hara respiran emoción. Se clavan en
la conciencia de quien nada sabe ni pretende saber sobre lo que
ve. Una fiesta de exaltación de la intuición, y una certeza interior
sobre la realidad de los sentimientos que nos trasmite.
En esta exposición, la oportunidad que trabajar con un pie forzado
le ha brindado a Cristóbal Hara es la de poder reflexionar
sobre su obra en un sentido inverso al habitual. La naturaleza es
un concepto muy amplio y en principio no sería tema de su
especialidad. Tras una revisión en profundidad, su obra está literalmente
inmersa en el más amplio concepto de naturaleza. En
cualquier caso, él decidió el magnifico giro de Contra natura
para ponernos en guardia antes de entrar en materia.
(Fragmentos de texto) O.M.R. |