RGF lleva más de
35 años reflexionando
sobre el
mundo que le
rodea a través de
una iconografía
íntimamente relacionada
con los
símbolos y la poesía
donde de alguna
forma él mismo
siempre aparece,
ya sea como
privilegiado espectador
o como
insólito protagonista
de imágenes
que nos seducen
a través de historias
y miradas inquietantes.
Ahora,
en una nueva
vuelta de tuerca,
pasa revista a la
historia de la pintura,
transformando alguno de sus momentos más significativos y
también sus tópicos en la colección de autorretratos que componen
la serie Autorretratos / S-P (Self-Portraits) desarrollada a través
de la fotografía digital, un medio que lleva investigando desde hace
unos años. En algunos casos, el punto de referencia de estas
obras puede ser un color, como la utilización del amarillo de Van
Gogh; en otros, es un elemento concreto como las frutas que se
identifican con Archimboldo, las botellas de Morandi o el turbante
de Rembrandt; también puede ser un sentimiento, como en El grito
de Munch, las deformaciones físicas en Bacon o Giacometti, o el
comportamiento corporal en el caso del artista griego Navridis.
Pero sin duda es el tiempo y sus consecuencias (envejecimiento,
olvido, ...) el factor aglutinante común en todas estas obras y que
está representado en el deterioro sufrido por un elemento presente
en todas ellas: una vieja plancha de metacrilato.
Javier Mazorra |