Lo pequeño es fascinante porque dimensiona el entorno de otra
manera y permite un distanciamiento que hace más grande
aquello que queremos reflejar en otra escala menor. Así, las
miniaturas que se mueven en el universo metafórico que no es
la realidad, pero provienen de ella, nos ofrecen una aproximación
a los lenguajes analógicos, para favorecer todas las dimensiones
de la inteligencia, para desarrollar la creatividad.
La fotógrafa Virginia Bernal manipula sus pequeños escenarios
en una extensión de sí misma que le permite expresar su
momento anímico. Por ello, el carácter lúdico de sus escenarios
en miniatura se convierte en un caudal de oportunidades para
inducirnos a una evasión de la realidad por medio de sus creaciones.
Un viaje que nos lleve desde lo que ocurre verdaderamente,
lo que es efectivo o tiene un valor práctico, hacia lo fantástico
o ilusorio.
Lo que la autora nos propone es una evasión, una manera de
eludir con sus obras y con cierta astucia una dificultad prevista:
lo real o el entorno real, nos invita a una fuga o una escapada
de lo que se antoja como un daño o peligro inminente: lo verdadero.
El guiño o la ironía no están exentos en ese viaje. La paradoja
de este proceso reside en que de la relación entre imaginación
y fantasía se materializa un universo resultante de la
videocreación o de la fotografía, que aunque no existe en la realidad,
pasa a formar parte del mundo real, una suerte de mitología
privada y al mismo tiempo compartida.
Salvador Torres
Inauguración: jueves 20 de enero. 20 h.
Del 20 de enero al 26 de febrero