Gracias a sus primeras fotografías, Lucien Clergue se apoderó de
la apariencia de Picasso y estableció un nexo con ella nada más
llegar a la villa La Californie, situada en las alturas de Cannes.
“... y prosiguió su camino, sin llevar otro que aquél que su caballo
quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las
aventuras”. Así avanzaba el Quijote de Cervantes. Así avanza
Picasso. “La pintura me lleva a hacer lo que ella quiere”. La frase
de Cervantes que marca el deambular de don Quijote fue el leitmotiv
de la película de Lucien Clergue Picasso, guerra, amor y
paz, que se estrenó en televisión con la voz de Yves Montand
con ocasión del nonagésimo cumpleaños del artista.
“Ningún dios era omnipotente si no se le echaba una mano. Esa
mano son las imágenes de Clergue; ¡ojalá que ese hombre, ahí
arriba, pueda reconocer su cuaderno de dibujo de inmediato!
Sería suficiente para reconciliar al Creador con el mundo”. El ojo
de Picasso nos obligaba a vislumbrar a Renoir en la serie Nus
de la mer. La riqueza de las telas de Velázquez envolvía el halo
de los cuerpos con encajes de espuma. Se peleaba con Las
Meninas y ya las hacía suyas por asociación de ideas plásticas
para recrearlas.
(Fragmento de texto)Jean-Marie Magnan
Lucien Clergue (Arles, Francia, 1934) comienza a interesarse por la fotografía en
1949. En 1953 conoce a Picasso e inicia una larga amistad que llegaría hasta la muerte
del pintor en 1973. Ha expuesto y publicado sus imágenes en los más importantes
museos del mundo. Es una leyenda viva de la fotografía contemporánea.
Centro Cultural Las Claras. Murcia
Miércoles 10 de enero. 19 h.
Entrada libre hasta completar el aforo

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