La actual mirada sobre la naturaleza tiene otras derivas: grandes
catástrofes naturales, accidentes nucleares, vertidos químicos,
esquilmación de los bosques, incendios, glaciares que se derriten,
gripe aviar, ballenas suicidas, ..., devastación, en resumen. La
mirada de Cristóbal Hara se vuelve contra natura para fijar la
nuestra en los muros de piedra o adobe, en los perros vagando
por las calles desiertas, en los ojos de pez de los caballos, en el
trasplante de arbolitos de la factoría Disney al desierto castellano,
en el desembarco de instalaciones de arte contemporáneo en la
desierta plaza del pueblo, en el chalecito de pizarra con vistas al
silo y al barbecho, en el sentido del humor, en la ironía visual en
las personas, animales y cosas del imposible siglo XXI que han de
ver nuestros ojos. Nada como las actuales imágenes de Cristóbal
Hara nos devuelve un presente tan incomprensible si lo comparamos
con las imágenes que el galáctico telediario nos sirve. Si
Cristóbal Hara nunca ha tenido prisa -contra natura de nuestro
tiempo- se lo vamos a apuntar a un plus de inteligencia natural, a
un talento igualmente innato que le hace seguir acompasando la
vida y el trabajo al ritmo natural de las olas en la playa.
Cristóbal Hara (Madrid, 1946) empieza a fotografiar con 23 años, pero encuentra su
camino en esta disciplina a los 39. Quería ser fotoperiodista, pero su interés no era
tanto por los temas como por el propio lenguaje fotográfico, lo que le lleva a una crisis
que se resuelve en el momento en el que empieza a utilizar el color, en 1985. Sus
primeras fotografías, en blanco y negro, fueron realizadas con una clara voluntad
documentalista en la mejor tradición del instante decisivo bressoniano. Desde que
empieza a utilizar el color evoluciona en una dirección en la que las fronteras entre
realidad y ficción dejan de ser nítidas.
Centro Cultural Las Claras. Murcia
Viernes 12 de enero. 20 h.
Entrada libre hasta completar el aforo

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