Si la obra plástica de Salvador Torres se estructura dentro de
unas latitudes espaciales, literarias y cinematográficas concretas,
sus incursiones fotográficas escenifican en su persona esa
recreación de las aventuras de mitos adscritos a la aventura y el
viaje interior o exterior, sean reales o ficticios: Chatwin,
Lawrence, Indiana Jones, Corto Maltés, Tintín, ...
Salvador Torres adopta para sí, de manera fragmentaria, las
aventuras de estos personajes. Convertido en fotógrafo, actor,
director, guionista, escenógrafo y posproductor, aglutina todo un
equipo de rodaje. Por así decirlo sugiere una aventura, un enigma,
una película, un álbum fotográfico. Adopta variaciones de
posibles papeles y situaciones imaginadas de los mitos antes
citados relacionados con su yo. Durante ese juego, el yo y la
apropiación del personaje conviven informándonos de ansias,
deseos y sueños, pero también de esperanzas y miedos. Para la
documentación de estas aventuras suplantadas de sus mitos y,
a modo de cuaderno de campo, utiliza la cianotipia y la goma
bicromatada. Así, las imágenes obtenidas resultan cercanas a la
estética del daguerrotipo y la obra gráfica, en un análisis de la
realidad como dimensión fragmentada y de la identidad personal
como un producto permeable, heredera de unos factores
culturales e iconográficos concretos que la han conformado.
Virginia Bernal |