Construir un retrato de la sociedad puede ser una de las consecuencias
de que haya fotógrafos interesados en documentar lo
cotidiano. En este sentido, la fotografía documental es una especie
de ciencia arqueológica del pasado, por mucho que éste sea
reciente. Baylón, un fotógrafo que lo hace desde las vísceras,
mira hacia lo popular, a los personajes cotidianos de los barrios
castizos de su Madrid del alma. Tanit Plana centra su mirada en
los interiores, en lo privado, documentando el día a día de las
personas mayores y todo ese universo de objetos que nos
acompañan, haciéndolo de una forma muy emotiva y silenciosa.
Manel Úbeda enfoca su retina hacia aquello en lo que nos convertimos
cuando estamos de vacaciones o en los momentos de
ocio. Y lo hace de forma irónica. Salvador Torres va por otros
derroteros: él está interesado en los mitos literarios y construye
su propio mundo en base a ellos.
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