fotoencuentros, organizado por la FUNDACIÓN CAJAMURCIA, llega a su
décima edición con la convicción de haber generado cultura visual y humana. De haber acercado a los ciudadanos fotógrafos contemporáneos de consolidada trayectoria. Y de descubrir y apoyar a jóvenes valores, objetivo
imprescindible en un campo tan rico y abierto como es la fotografía en la
actualidad.
Esto no hubiese sido posible sin el entusiasmo y la colaboración de autores,
instituciones, entidades, galerías y participantes.
A lo largo de estos diez años hemos podido constatar como los encuentros
realizados han generado un tejido de intercambio y comunicación en torno a
la imagen, propiciando un mayor conocimiento de su valor de uso como
apropiación del mundo y, por tanto, como herramienta de conocimiento y
reflexión que deviene en instrumento crítico para entender lo que nos rodea.
Si eso es importante en cualquier circunstancia, en las actuales parece aun
más útil. Tengamos en cuenta que la fotografía es el alfabeto de la imagen
-de casi todas las formas de imagen referencial- generada más allá de la propia retina y decodificador de ese universo, tan maravilloso y tan perverso, tan
ético y tan falso.
Sabemos que la realidad es una entelequia perceptual y que cada uno de nosotros la percibimos y construimos de forma diferente, pero la fotografía nos
pone en contacto al fijar y mostrarnos lo que ve el otro. Esa visión subjetiva de
cada cual se construye en función de su ojo, su sensibilidad, sus emociones,
su cultura, su experiencia vital, su ética y más... Parafraseando a Fernando
Pessoa (Alberto Caeiro): “lo que vemos, no es lo que vemos, es lo que somos”.
éstas son, quizás, algunas de las razones, por las que este conjunto de visiones de autor, plural, y por tanto diferentes, que recogemos en nuestro programa de exposiciones, pueda arrojar luz y conocimiento sobre el territorio
en el que hemos planteado esta décima edición: humanos ¿cómo somos?
La propuesta está, en su mayor parte, dentro de lo que hemos convenido en
llamar fotografía documental. Su intención es dar testimonio sobre distintas
maneras de existencia y actitudes que conviven en tiempo presente, pero no
en el mismo lugar, y viceversa. Revisando también el pasado reciente para
intentar reflexionar sobre lo que hemos sido y lo que somos. Naturalmente,
es una selección desde la amplitud, la diversidad, heterodoxa con respecto
al canon que marca las tendencias, y para nada exhaustiva.
El ciudadano puede ver, valorar, disfrutar y reflexionar sobre las visiones que
hacen desde distintas posiciones y sobre distintas culturas, los autores que
presentamos en las 17 exposiciones de estos fotoencuentros 2010.
Pablo Ortiz Monasterio expone La última ciudad, un trabajo documental sobre
la vida en México DF. Hecho en los años ochenta es un retrato clásico y duro,
pero lleno de vida, de los habitantes de esta ciudad post apocalíptica.
El fotógrafo taxista: las calles de Monterrey de óscar Fernando Gómez es una
mirada vital, inteligentemente innata, sensible y humana sobre las calles en las
que trabaja. Su fotografía es pura y enseña un mundo de belleza y de dolor,
con toda naturalidad, sin prejuicios. Esta es su primera exposición individual
fuera de México. Se proyectará el documental La mirada del taxista que se ha
rodado en Monterrey, sobre el fotógrafo, expresamente para el festival.
Susana Girón por su parte muestra Legados. Generaciones en tránsito
donde a partir de su experiencia personal plantea una reflexión sobre el papel
de la mujer tradicional española en esta sociedad en cambio permanente. Su
obra es un documento intimista sobre su familia.
En la exposición Imágenes. 1966-2006 del documentalista y fotorreportero
Manuel López se revisa nuestro pasado más reciente. Sus imágenes ofrecen
el testimonio de lo que ha sido la realidad española en los últimos 40 años y
su transformación hacia la modernidad.
Bert Teunissen en sus Paisajes domésticos hace un estudio antropológico
sobre la vida en el medio rural, cuyos usos y costumbres están en serio peligro de extinción.
¿Dónde diablos está Wichita?, se pregunta David Hornback. El fotógrafo norteamericano cuenta su historia personal a través de las imágenes que realizó a finales de los setenta siendo un adolescente
La alegría de vivir de José Miguel de Miguel muestra los temas cotidianos de
su época, con una mirada irónica y cargada de humor.
Juan Ballester en Treinta años y un día. Una condena de libertad narra la relación de amistad que mantuvo con el pintor Ramón Gaya durante treinta años.
Vivencias simultáneas de David Frutos, nos enseña los intensos y acelerados
procesos de transformación urbanística y los modos de vida de sus habitantes.
En la sección galerías exponen Juan Francisco Cerezo, Vidal Coy, ángel
Haro, Carlos Pazos, Gerardo Proal, Osvaldo Salas, Daniel Calatayud-Nicolás
Lalau y Eva Lootz.
fotoencuentros10 completa su programación con talleres, conferencias, mesas redondas y un ciclo de cine.
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