El viaje a la memoria de Patric Tato Wittig se mueve más que con la imagen, con una actitud conceptual que está por encima de las fotografías que nos muestra. El anhelo de remontar el tiempo pasado, de reconstruir una infancia y un paisaje ya perdidos por los absurdos avatares de la guerra. Patric nos muestra Kaliningrado como Marco Polo habla a Kublai Kan de Maurilia, la ciudad donde se invita al viajero a visitarla acompañado de viejas postales que la representan como era antes. El romántico embarcadero de Königsberg es sustituido por el puerto inquietante de Kaliningrado; los palacios de piedra y musgo, por hormigón industrial. Y la puesta en escena nos guía a través de ese espacio-tiempo reinventado, en un diálogo silencioso entre dos ciudades que, siendo la misma, no llegaron a conocerse, como tampoco Troya conoció a sus IX hermanas. Italo Calvino, en su ciudad invisible, alude como Tato Wittig, a la superposición de las ciudades en las distintas épocas de su existencia: “...a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo...” Juega Patric con uno de los bienes más preciados de la fotografía: la evocación. Y esas postales amarillentas ayudan a la pequeña memoria que el autor, tras ese viaje al pasado, construye en torno a un hecho real.

Manuel Sonseca

Directora de la galería: Angie Meca

Inauguración: viernes 18 de enero. 13 h.
Del 18 de enero al 16 de febrero