El trabajo de Gonzalo Puch está repleto del humor y la poesía inherentes al caos, a la acumulación desordenada o al azar. Consigue con facilidad desconcertante que la subversión del orden constituya una característica de la representación del conocimiento (las fórmulas, los mapas, los instrumentos científicos o los sistemas de clasificación). Y tiene la suerte de que su lugar de trabajo sea el crisol donde se produce la especulación y la creación (el laboratorio, el estudio, el jardín y el paisaje). Debido a que la experiencia cotidiana despierta en tal grado su imaginación, insiste en retener la inocencia de la mirada, la capacidad de sorpresa ante la realidad más cercana. Este reconocimiento de la complejidad y la riqueza de la experiencia vital y su confianza en la sabiduría e inevitable arbitrariedad de la vida, le llevan a buscar la acumulación frente a la clasificación, lo indefinido frente a lo calculado y el caos subyacente a todo orden. Gonzalo Puch comenzó su trayectoria artística como pintor, pero gradualmente la abandonó en favor de la escultura, la instalación y, finalmente, la fotografía y el vídeo. A pesar de haber descartado la pintura, la pared -en otras palabras, el lienzo- permaneció como referencia de todos sus experimentos posteriores, como punto de partida desde el que crear un ámbito espacial distinto.

(Fragmento de texto) Emilia García-Romeu

Comisarios: Miguel Martínez y Paco Salinas

Inauguración: jueves 17 de enero, 20 h.
Del 17 de enero al 17 de febrero